Mentira verdadera: “Este blog es personal”
Conversando con un amigo y colega blogger, lo llamaremos F, entendí que Honestidad Brutal estaba comenzando a convertirse en Honestidad Formal. Es decir, demasiado “buena” para ser verdad. Las cosas como son, me estaba cuidando mucho antes de postear para culminar artículos correctos y algo largos, que podían ser de interés pero que postergaban a esos impulsos textuales que desde hoy también tendrán lugar en este sitio. Han pasado cerca de tres meses y cinco mil lectores desde que nació Honestidad y creo que el blog debe renacer hasta hacerse a imagen y semejanza de su nombre.
A los que acompañaron y siguen hasta hoy: gracias totales. A los que estuvieron de paso y esperaron más, algo nuevo tendrán. A los que esperan honestidad brutal les digo que cada quince días tendrán mi lista de definiciones sobre este tema y que, en aras de la espontaneidad también brutal, habrá menos elaboración y más producción. Estarán los textos largos que han dominado el blog las últimas semanas, pero también estarán esas frases felices que a veces lees, que a veces sueñas y que en otras tantas se aparecen en tu libreta de apuntes. Habrán canciones, videos, trailers, más crítica de cine, menos teoría y más práctica.
Comencemos diciendo que Honestidad Brutal es confesar que esta noche quise recordar y encontré algunos textos que, por supuesto, me darán el permiso de publicar. Tristes, inoportunos, pero que siguen vigentes a pesar de las ausencias.
Si no están de acuerdo con el cambio me avisan eh.
Nota desde la redacción: La próxima semana quiero celebrar con ustedes la salida de La lengua popular, nuevo y genial disco de Andrés Calamaro, el hacedor, más honesto e insano que nunca, pero incorregible como antes. ¿La mejor canción del disco? Para mí es esta, se llama Soy tuyo. Véanla, escúchenla, dedíquenla pero nunca la regalen.
Etiquetas: Incómodas
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